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ya sabe, pagar a una chica tanto cada semana. Usted ha dicho que me inventara algo, así que. ¿Y qué dijo el capitán Schnabel? Había unos cinco caballeros presentes y todos me preguntaron qué clase de chica era, así que les dije que ella un poco inteligente, que aún no tiene quince años, y todos querían tener su dirección. -¡Bonito lío volvemos a tener! -No se preocupe, capellán. Les di la dirección de una señora sorda de nuestra calle. ¡Ya te le dicho que no está! -¡No me mientas, ha vuelto! -¡Ha vuelto, pero no está para nadie! -¡Eso no me concierne! -Está preparando el sermón de mañana. ¡Déjeme en paz, hombre! ¡Capellán, debo protestar! No estoy acostumbrado a este tipo de trato. Mi ordenanza ciertamente no hizo bien. Un invitado en casa significa Dios en la casa, como dice un viejo proverbio. Le informo, señor, que este tipo es muy difícil de eliminar. Igual que a Bouška de Liben. Una vez lo echaron del ‘Exner’ dieciocho veces y siempre volvía alegando que se había dejado la pipa. ¡Capellán, protesto! Era tan tenaz que hubiera podido llegar a ministro del gabinete. ¡Espero no estar aquí para que se burlen de mí! -Tome una silla, por favor. -Gracias. Estamos comiendo salami húngaro, sardinas, salmón y huevos fritos. No es agradable depender de un dinero prestado. Insisto en que escuche lo que tengo que decir. Supongo que ha venido a por el dinero de la letra que le di. Así es, señor cura, y espero no tener que irme sin él. ¿Qué estás haciendo? Le informo, señor, que ya he tenido algunas dificultades con este caballero. Déjanos, Švejk, tenemos un asunto privado que discutir. ¡Le informo, señor, que le dejo! Si no hubiera guerra, no le presionaría, pero recientemente he tenido un número de experiencias muy tristes. Por ejemplo el teniente Janota me debía coronas y cayó en Dryné. Teniente Prašek, . coronas, prisionero en el frente ruso. Capitán Wichterle, Teniente Machek, ambos encarcelados por los serbios, cada uno de ellos me debe . coronas. Debe entender mi ansiedad. -Pero, señor . Yo no soy. -Conozco su objeción, Capellán. Que un párroco no está en peligro directo.