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¿Tienes miedo? ¿Quieres ir a casa? Pues, mala suerte, señora. Bienvenida al cáncer. Judy. Mi médico me había dado sólo dos años. Dos años. Eso fue hace seis años. Cada droga nueva que salía, cada ensayo clínico, cada cirugía. Decidí que yo sería el cáncer de mi cáncer. Y para cuando hubiera acabado con él, mi cáncer iba a desear estar muerto. Estoy en etapa . En mi caso, no hablamos de “si muero”, sino de cuándo y cómo. Y aunque sean unas mujeres adorables, pues son adorables, no es así como quiero pasar el tiempo que me queda. ¿Y cómo quieres pasarlo? De algo pueden estar seguras. Comeré todos los carbohidratos que no comí en años. No bromeo. Me parece genial. O sea que devoras un bizcocho, y luego regresas a hacer tu quimio. No. Es mucho más que eso. Lo sé. Una última historia apasionada. Como en las películas. No. No, no, no. Dios, no. Ya tuve suficientes amoríos como para tres vidas. ¿Pero saben qué me gustaría? Un último primer beso. O ni siquiera el beso. El instante antes del beso. Ya saben, esa agitación interior, y esas mariposas en el estómago. Y te sientes como un poquito mareada. Dios, desearía sentir eso de nuevo. Si disfrutas sentirte mareada, te sugiero que consideres no dejar la quimio. Pero lo que realmente quiero es pasar tiempo con mis hijos. Haciendo nada especial. Sólo. estar. ¿Y tú, Judy? ¿Qué vas a hacer? ¿Qué? Si en una semana es tu última quimio, tu última sesión. Vaya. Es la primera vez que veo a Judy quedarse sin palabras. Oye, no pasa nada. Tienes mucho tiempo para planear cosas maravillosas, ¿sí? ¿Enfermera Emilia? Enfermera Emilia, ¿y el doctor Hanson? Atendiendo una emergencia. Una emergencia de verdad. Su agente está en la cafetería sí la necesita. Es mi representante, y no la necesito. Quiero al doctor Hanson. Como todos, ¿no? ¿Qué dirán tus hijos si dejas la quimio? Claro. Espero que lo entiendan. Perder a la madre es triste pero natural. Es decir, ¿qué más puedo dejarles salvo un recuerdo feliz de mí? Millones de dólares, propiedades, regalías. Sí, pero además de eso. No tengo nada que dejarle a Annie, salvo un gato que come pelucas y un cáncer de mamas hereditario.

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