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¿qué diablos estás haciendo? Confía en mí. Te explicaré en el camino. Raimund. ¿Cómo era tu relación con tu hermano? Como cualquier familia. Estábamos bien, estábamos mal. Él a veces era difícil. Pero lo quería mucho. Yo nunca tuve un hermano. Él era todo lo que tenía en el mundo. ¿Se llevaban bien de niños? Bueno, éramos muy diferentes. Hay muchos mitos sobre los mellizos. De hecho, eramos casi opuestos en casi todo. Pero siempre nos llevamos bien. Entonces lo querías. Claro que lo quería. Y entonces, ¿por qué lo mataste? ¿Que yo maté a mi hermano? ¿Habla en serio? Estoy hablando muy en serio. Usted lo vio en la cámara de seguridad. El ladrón de Toulouse entró, mató a mi hermano y yo lo vi escapar. Los ladrones de Toulouse fueron atrapados. Estaban muy lejos de aquí esa tarde. Además, solo tenemos tu declaración de que viste a un ladrón escapar. No hubo otros testigos. Hablamos con todos en la plaza, pero nadie vio nada. ¿Tienes algo que decir? Bien. Para mí sucedió de esta manera. Te fuiste de la tienda y le dijiste a tu hermano que irías arriba a atender un llamado. Fuiste a la oficina trasera y cortaste el llamado. Luego te cambiaste y saliste por la puerta de atrás. Cuando estaba por cerrar la puerta principal, tú entraste en la tienda a la fuerza. Luego pusiste la cinta mortal en su nariz y su boca. Sabías muy bien que debido a su hipoxemia, estaría muerto en segundos. Luego simulaste un robo y saliste por donde entraste. Volviste a cambiarte. Y regresaste a la tienda e hiciste todo el alarde de revivir a tu hermano muerto. Pero olvidaste tu corbata. Eso es mentira. No tienen pruebas. -Está esto. -Sí. La máscara de arlequín. Creo. que te resultaría difícil negar que esta es tu fragancia personal. Y supongo que encontraremos tu ADN en ella, Raimund. Seguro pensaste que te habías deshecho de ella para siempre. Tenemos un perrito a quien agradecerle por eso. La enterraste en un baldío cuando volvías a tu casa. ¿Quién iba a encontrarla? ¿Qué tienes ahí, Douglas? Vamos, muchacho. Y apuesto a que si registramos tu casa, encontraremos el ámbar gris. Porque todo esto es por eso, ¿no, Raymond?